La carne de cerdo y pollo es parte fundamental de la dieta de millones de personas, pero aún arrastra mitos que poco tienen que ver con la realidad. Muchos de ellos se repiten hace años y generan dudas sobre su valor nutricional o su seguridad, cuando en realidad la evidencia científica demuestra lo contrario.

En Chile, estos productos se han consolidado como una fuente confiable de nutrición saludable, gracias a estándares de inocuidad y calidad que cumplen con los mercados más exigentes del mundo. Por eso, vale la pena dejar atrás los rumores y conocer qué hay de cierto (y qué no) en algunas de las creencias más comunes sobre su consumo.

A continuación, compartimos algunos de los mitos más comunes sobre la carne de cerdo y pollo, junto con evidencia que los desmiente:

Mito 1: “La carne de cerdo es alta en grasa y colesterol”

Estudios nacionales e internacionales muestran que cortes magros de cerdo —como lomo centro, solomillo o pierna— contienen menos del 10 % de grasa total y bajos niveles de grasas saturadas, comparables o incluso inferiores a otras carnes. Además, son ricos en vitaminas del complejo B, hierro, zinc y minerales esenciales.

Mito 2: “La carne de cerdo no contiene vitaminas ni minerales”

Por el contrario, es una fuente relevante de vitaminas del complejo B —B1 (tiamina), B3 (niacina), B6 (piridoxina) y B12 (cobalamina)— esenciales para la producción de energía, la función neurológica y la salud muscular. También aporta zinc, selenio, fósforo, hierro y potasio, todos fundamentales para el organismo.

Mito 3: “La carne contiene antibióticos y hormonas”

En Chile, el uso de antibióticos en animales de consumo está estrictamente regulado y se limita a tratamientos terapéuticos bajo control veterinario. La normativa nacional exige respetar los periodos de retiro antes de la faena, asegurando que los productos estén libres de residuos. En el caso del pollo, es importante subrayar que el uso de hormonas está completamente prohibido desde hace décadas. El crecimiento eficiente de estos se debe a selección genética, alimentación balanceada y condiciones óptimas de crianza.

Mito 4: “La carne de cerdo puede transmitir enfermedades”

Gracias a la implementación de protocolos como la cadena TIF (faena en plantas con inspección oficial permanente), los riesgos asociados a enfermedades zoonóticas como la triquinosis son prácticamente nulos en el país. Toda la carne que llega al consumidor es inspeccionada por el SAG, garantizando su inocuidad si se manipula y cocina correctamente.

Mito 5: “La carne congelada pierde nutrientes y calidad”

La congelación es un método seguro que preserva las propiedades nutricionales de la carne cuando se realiza correctamente. La carne de cerdo y pollo congelada mantiene su calidad, sabor y aporte de nutrientes, siempre que se respeten las condiciones de almacenamiento y descongelado.

Mito 6: “El consumo de carne no es sostenible”

Estudios de la FAO y también de organismos nacionales destacan que la producción de cerdo y pollo tiene una menor huella ambiental que otras carnes y productos. Las empresas del sector han implementado medidas concretas de economía circular, energías renovables, reutilización de residuos orgánicos y eficiencia hídrica y energética, siguiendo además lo que dictaminan los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza), que son estándares internacionales para evaluar y mejorar el impacto ambiental, el compromiso social y la gestión ética y responsable de las empresas.

Mito 7: “La producción de carne no respeta el bienestar animal”

La industria opera bajo los lineamientos de bienestar animal de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y es fiscalizada por la autoridad sanitaria de nuestro país, incluyendo transporte y faena humanitarios, salud preventiva y espacios adecuados. Además, muchas plantas están certificadas en bienestar animal mediante auditorías independientes.

Mito 8: “Consumir carne es inseguro”

La carne de cerdo y pollo comercializada en Chile proviene exclusivamente de establecimientos autorizados, con trazabilidad completa desde el origen hasta el punto de venta. La inocuidad alimentaria está respaldada por laboratorios oficiales y sistemas de vigilancia del SAG y el Ministerio de Salud. Según el último informe de residuos veterinarios, el 99,7 % de las muestras analizadas están libres de residuos, respaldando su inocuidad.

Mito 9: “No debe consumirse más de dos veces a la semana”

Las guías alimentarias y organismos como INTERPORC y el INTA de la Universidad de Chile recomiendan incluir cortes magros de cerdo y pollo entre 3 y 4 veces por semana como parte de una dieta balanceada. Una porción de 100–125 g aporta proteínas de alta calidad y nutrientes clave, sin exceder los requerimientos calóricos ni de grasas.

La carne de cerdo y pollo no solo es segura y nutritiva, también es una opción accesible que se disfruta dentro y fuera de Chile. Nuestro país está entre los principales exportadores de la región, llegando a mercados tan exigentes como Japón, Corea del Sur y la Unión Europea. Para cumplir con esos estándares, los productores nacionales trabajan con estrictos controles sanitarios, trazabilidad y certificaciones internacionales. Así, la misma calidad que cruza fronteras es la que llega a la mesa de los chilenos.