Las energías renovables están siendo cada vez más fundamentales en la reducción de CO2 en la atmósfera. La industria porcina chilena aporta a través de la utilización de biomasa -residuos orgánicos para la producción de biocombustibles-, la cual es clave en la implementación de una economía más sostenible. Si bien en Chile aún no existen plantas del sector porcino que se dediquen a la purificación del biogás a biometano para obtener un combustible similar, existe un gran potencial para el desarrollo de eco combustibles, el cual requiere la sinergia con otros sectores.

La aviación a nivel mundial hoy se enfrenta a importantes desafíos en medio de la incertidumbre climática. En tal sentido, en 2022, la empresa estadounidense de energía limpia Fulcrum BioEnergy logró un hito importante al convertirse en la primera instalación comercial en producir petróleo crudo bajo en carbono, que se refinó en un combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés). Esta innovadora tecnología convierte la basura doméstica en combustibles renovables para el transporte, lo que no solo reduce los desechos en los vertederos, sino también las emisiones de gases de efecto invernadero al favorecer el uso de combustibles limpios en el transporte.

El proceso de producción de biogás metano, obtenido a partir de suministros de vertederos, operaciones agrícolas e instalaciones de tratamiento de aguas residuales, ofrece una alternativa de bajo contenido de carbono al combustible fósil utilizado en aviones. Los desechos mencionados son convertidos en pequeñas materias primas similares a confeti, que luego se transforman en syngas, una mezcla de monóxido de carbono y moléculas de hidrógeno. Este gas de síntesis se somete al proceso Fischer-Tropsch, que lo convierte en combustibles líquidos para aviones.

La captura y conversión del metano del biogás en combustible de aviación sostenible (SAF) permite reducir las emisiones de CO2, aprovechar los recursos de manera eficiente y generar menores emisiones de GEI en comparación con los combustibles fósiles.

En nuestro país, la Asociación de Exportadores de Carnes de Chile, ChileCarne, está trabajando en la transformación tecnológica, energética y ambiental de las empresas, promoviendo el uso de tecnologías para el tratamiento de los purines de cerdo, los cuales pueden ser usados como biocombustibles. Estas tecnologías permiten una producción sostenible a largo plazo al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y amoníaco, al tiempo que se concilia la actividad con las comunidades locales.

Daniela Álvarez, Gerente de Sostenibilidad de ChileCarne, recalcó el impacto positivo de las acciones implementadas en la industria porcina chilena en la última década: “Gracias a tecnologías como los biodigestores, que permiten la producción de biogás a partir de los purines, se ha logrado una reducción del 26% en las emisiones de gases de efecto invernadero per cápita de cerdo producido en los últimos 20 años. Actualmente, el biogás generado por los 19 biodigestores existentes en planteles de cerdos se emplea en gran medida en la generación de energía eléctrica renovable, o en calderas, para calefacción de los animales y de los mismos biodigestores, o en el peletizado del alimento. Si bien en Chile aún no tenemos ninguna planta que se dedique a la purificación del biogás a biometano, existe un gran potencial para el desarrollo de eco combustibles que apoyen las reducciones en el consumo de petróleo y contribuyan a la economía circular, especialmente si pensamos en sinergias con otros sectores”.

En relación a esto, y pensando en el necesario fortalecimiento para la generación de iniciativas que promuevan el uso de biocombustibles, la incorporación de las empresas productoras de carne de cerdo al Programa Chile Origen Consciente les entrega oportunidades concretas para poder abordar el tema de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y mirar a futuro. Aquellas empresas que elijan el Nivel 2 de certificación del Protocolo Porcino podrán capacitarse en la elaboración de informes y la cuantificación de la huella de carbono de su organización, lo que les permitirá implementar posteriormente un plan de reducción de emisiones de GEI. Asimismo, el Programa HuellaChile, impulsado por el Ministerio del Medio Ambiente, brindará apoyo a las organizaciones en el cumplimiento de estas acciones a través de talleres, sellos de reconocimiento y el registro de emisiones y transferencia de contaminantes.

“Desde la industria porcina chilena estamos firmemente convencidos de que debemos participar en la transición energética para conseguir una reducción significativa e inmediata de las emisiones de gases de efecto invernadero, particularmente de CO2. Por lo mismo, más allá de las acciones que ya hemos realizado y que constantemente estamos midiendo y certificando, nos mostramos abiertos a nuevas alianzas que nos permitan aportar aún más en las metas mundiales de neutralidad climática y donde los eco combustibles resultan claves”, concluyó Daniela Álvarez.