A los productores y exportadores chilenos de carne de cerdo no les importa que se formen filas de viajeros, ni si protestan en el aeropuerto o en aduanas, por la fiscalización que hace el SAG en busca de productos prohibidos de origen animal o vegetal. Es que la alarma que provoca el brote de peste porcina africana y su rápido avance en Europa y Asia no es menor, debido a lo que implicaría su aparición en Chile.

«El riesgo es muy grande para el país, y no es problema de la agricultura chilena, porque tenemos a toda costa que cuidar nuestra frontera. Habrá que poner más casetas de atención y más recursos, pero a la gente hay que controlarla», es el comentario más escuchado.

Aunque esta peste no es una amenaza para la salud humana, su ingreso al país podría causar graves daños a la sanidad animal nacional, destaca el Servicio Agrícola y Ganadero que por lo mismo ha redoblado la vigilancia en los pasajeros en busca de carne de cerdo u otros productos con hueso que podrían portar el virus. Y a pesar de que aún no está presente en América, el problema es que es de rápida transmisión una vez que aparece.

En 2017 Chile produjo 490 mil toneladas de carne en vara, equivalentes a US$ 1.058 millones, de los cuales el 59% se fue a los mercados del mundo, principalmente a Asia, por lo tanto, el daño que podría provocar la presencia de la enfermedad podría ser desastroso (ver recuadro).

*Incluye otras aves. Crédito: ChileCarne con datos de INE.

Rápido avance

Aunque la peste porcina africana es endémica en África, este año se ha extendido a 11 países de Europa, ocho de los cuales son de la Unión Europea (Bélgica, Bulgaria, República Checa, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia y Rumania), más Moldavia, Ucrania y Rusia.

A Asia también llegó y está presente en China. Afortunadamente, en América aún no hay casos reportados, informa el SAG.

«La enfermedad ataca con una alta tasa de mortalidad, independiente del tipo de producción; por lo tanto, podrían verse afectados cerdos de crianzas pequeñas y también planteles industriales, lo cual podría traer consecuencias devastadoras para la industria porcina nacional, ya que se perderían los mercados a los cuales exportamos», señala David Guerra, jefe subrogante de Protección Pecuaria del Servicio Agrícola y Ganadero.

Frente a esta contingencia internacional, el SAG ha reactivado el comité técnico específico para este tema, al igual que como ocurrió en el caso de la influenza aviar en 2015, añade Guerra. La idea es avanzar en una estrategia conjunta para la prevención, detección precoz y respuesta temprana.

«Chile está libre de muchas enfermedades que pueden afectar la producción animal, entre ellas la peste porcina africana, lo que nos genera una ventaja competitiva en comparación con otros productores. Esto se da gracias a las condiciones geográficas de nuestro país que lo convierten en una isla sanitaria, a la labor de las empresas respecto del manejo de sus instalaciones productivas y al trabajo permanente del SAG», destaca Juan Carlos Domínguez, presidente ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Carnes, ChileCarne, quien destaca que Chile exporta este producto a más de 50 países (ver recuadro).

Crédito: ChileCarne con datos de Aduanas de Chile.

No existe el riesgo cero

«A pesar de las medidas de prevención que tiene Chile a nivel de prefrontera y frontera, siempre existe la posibilidad, sobre todo mediante mercancías de origen porcino que podrían traer los pasajeros. Por eso para los que viajan es importante informarse sobre lo que pueden o no ingresar y declarar todos los productos de origen animal que traen a Chile», subraya Guerra.

La necesidad de prevenir la entrada de cualquier enfermedad exótica nace de que, según explica el jefe de protección pecuaria, «el riesgo nunca es cero». Los viajeros son el principal peligro como vía de ingreso de la enfermedad, aunque hay otros.

«Como industria, estamos mirando con preocupación esta situación, porque se ve que la enfermedad ha avanzado mucho», dice Domínguez.

Otra posibilidad es la fauna silvestre. En este caso, por jabalíes, que son muy difíciles de controlar y son transmisores del virus que dura mucho en el medio ambiente, incluso en carne congelada. De ahí que se vea con preocupación, además, que el virus aparezca en Argentina, ya que en la frontera sur el intercambio de vida silvestre es continuo. Los jabalíes pasan de un lado para otro, y eso es lo que ha pasado en Europa.

«Nuestro miedo va más por el ingreso de carne a través de pasajeros en frontera o por insumos que vengan desde países afectados. Pueden ser productos cárnicos o materias primas. Por ejemplo, la industria cecinera trae carne desde otros países, entonces ahí hay un riesgo, mínimo si se trata de países en que se sabe que fiscalizan que los productos vengan de plantas y zonas libres de la enfermedad», señala el presidente ejecutivo de ChileCarne quien destaca que se requiere una campaña informativa.

También están los insumos de origen animal, que pueden venir desde Europa del Este o del Asia, como ingredientes para dietas y alimentos. Otro punto de preocupación es la comida, por ejemplo, que llega en los aviones que va a vertederos. La duda es qué pasa si viene contaminada y es consumida por algún animal.

«Cada día aumenta más el intercambio de productos con otros países y la frontera está cada día más abierta», resume Domínguez.

Lo que queda ahora es gestionar eficientemente los planes e informar a turistas y viajeros chilenos.

Fuente: Revista del Campo

Periodista: Arnaldo Guerra Martínez