[:es]Este mecanismo considera que los gobiernos compartan información sobre stock de productos, de modo de reducir la especulación de precios, algo que Walker también espera evitar a nivel local, aunque no ve necesario llegar a fijarlos.

Una mejor alternativa, dice, es mantener el funcionamiento de las ferias libres, porque así se asegura la competencia, «siempre y cuando se logre que estas cumplan las medidas sanitarias».

Crear dos grupos de WhatsApp fue una de las primeras cosas que el ministro de Agricultura, Antonio Walker, hizo para abordar la crisis del coronavirus en su sector. En uno incluyó a líderes de casi 70 gremios del agro y en el otro conectó a las dirigencias de las confederaciones campesinas. ¿El objetivo? Conocer de primera fuente y solucionar las trabas y los problemas derivados de las medidas implementadas para controlar el avance de la enfermedad que han complicado la continuidad del abastecimiento de alimentos.

El secretario de Estado reconoce que han sido varias las situaciones. Una de las más complejas, dice, los salvoconductos, porque al inicio del estado de catástrofe y del toquede queda no incluían a todas las actividades que intervienen en la cadena de alimentos. Lo mismo pasó después con las aduanas y cordones sanitarios que en algunas ciudades complicaron en extremo la logística.

“Primero hicimos la gestión con las autoridades regionales para resolver ahí la mayor cantidad de situaciones, evitando que llegaran al Gobierno central. Hoy el sector agrícola es uno de los que está funcionando con mayor normalidad, con un nivel de operación prácticamente del 90%”, dice.

Walker precisa que en los puertos de San Antono y Valparaíso, y también en los cordones y aduanas sanitarias, los camiones llegan a esperar más de seis horas, alterando toda la cadena de los alimentos. Pese a esto, asegura que “tenemos alimentos suficientes para pasar el covid-19 y todo el invierno”.

Abrir fronteras

El ministro plantea que una lección para países pequeños como Chile -que nunca podrán abastecer toda su demanda de alimentos- es priorizar la seguridad alimentaria por sobre la soberanía alimentaria, lo que implica abrir las fronteras.

En base a esta premisa, revela uno de los proyectos que está impulsando. Aprovechando que Chile tiene la presidencia del Consejo Agropecuario del Sur (CAS), donde también participan Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay -junto a Perú y Bolivia, que están integrándose-, impulsa la creación de un sistema de intercambio de alimentos para el Cono Sur.

Esta semana, los ministros del grupo acordaron que la oficina regional de la FAO coordine el mecanismo y la próxima semana darán un nuevo paso: cada país declarará sus stocks de alimentos. Esa es la esencia de esta coordinación, pues esa transparencia ayudará a reducir el riesgo de especulación de precios que se da en las crisis. Y luego, en base a datos de las balanzas comerciales, se definirán los volúmenes a comercializar entre ellos, de manera transparente en cuanto a la existencia que cada quien dispone.

Walker aclara que el intercambio, cuyos detalles normativos espera sean definidos lo antes posible, será con productos donde Chile tienen excedentes y que, a su vez, buscarían asegurar acceso a carne, trigo, arroz y frutas (plátano y piña). “Esto le conviene a todos los países del CAS, porque tenemos distintos climas y algún grado de déficit y superávit de productos, por lo que al avanzar con este modelo le daríamos seguridad alimentaria a buena parte de América latina”, dice Walker.

“He dado la pelea para que las ferias libres sigan funcionando”

En el plano interno, después del anuncio de gremios panaderos de un alza de 20% en el precio de este producto, el titular de Agricultura dice que tras analizar con ellos la situación de los costos que se han elevado -harina, petróleo, mano de obra-, el alza debiera ser no superior al 3%. “Este año hay que preocuparse muchos de los ajustes de precios, porque la repercusión económica de la pandemia será durísima y tenemos que velar por la estabilidad de la canasta de alimentos”, dice y precisa que no ve necesario tener que llegar a la fijación de precios.

Walker estima que una forma de asegurar la competencia y evitar l especulación es mantener la operación de las ferias libres, pese a que por sus características muchos las consideran un foco de contagio del covid-19.

“He dado la pelea para que las ferias libres sigan funcionando, porque para el 70% de la población del país son la única fuente de abastecimiento y también evitan desplazamientos innecesarios entre comunas, especialmente las que no tienen o se quedaron sin supermercados. Pero para que esto suceda, en las ferias tienen que respetar el protocolo sanitario que diseñamos y los municipios lo tienen que fiscalizar”, asegura Walker. Agrega que para descongestionar estos espacios es clave que solo se realice venta de alimentos y no de otros productos. Esto implica aplicar medidas para impedir la presencia de los denominados “coleros”.

Comenta que para enfrentar la crisis, los productores de alimentos están pidiendo liquidez y financiamiento. Por eso permitirán prórrogas y renegociación de créditos de Indap para los pequeños. A los medianos los atenderá BancoEstado y Corfo, mientras que para los más grandes “queremos llamar a la banca a replicar estas medidas”, dice.

 

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