En entrevista con ChileCarne, Lorenzo Fraile, doctor en Veterinaria en la rama de Farmacología Experimental y Clínica, por la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, y profesor agregado de la Universidad de Lleida, nos cuenta sobre la importancia de la resistencia a los antimicrobianos, la nueva legislación europea, los cambios normativos y/o restricciones en el uso de medicamentos veterinarios que vendrán a futuro, y la mejor estrategia para controlar la resistencia antimicrobiana en la práctica.

1. ¿Cómo definiría la resistencia a los antimicrobianos y cuál es su importancia?

La resistencia antimicrobiana es un mecanismo natural de defensa de las bacterias frente a los antibióticos. Las bacterias son seres vivos e intentan encontrar vías para sobrevivir. Así, un mecanismo para sobrevivir de estos microorganismos se basa en ser resistentes a las substancias antibióticas. Esta estrategia es ancestral, es decir, estaba ya presente en  el origen de la vida. Por tanto, no se han desarrollado desde que tenemos antibióticos, sino que son anteriores al uso del ser humano de estos fármacos. Por ejemplo, se han descrito mecanismos de resistencia en bacterias de la época de los mamuts. Nosotros seleccionamos las bacterias con mecanismos de resistencia debido a su exposición a los antibióticos, incrementando la población que tienen estos genes de resistencia. En definitiva, lo que intentamos hacer con el uso prudente de antibióticos es conservar, durante el mayor tiempo que podamos, el mayor número de antibióticos que tenemos utilizándolos de la mejor manera posible. Hay que entender que es inevitable que exista la resistencia antimicrobiana, ya que es algo natural; más bien lo que se debe hacer es intentar disminuir su generación y expansión con el uso de los antibióticos.

Cuando se intenta resolver una infección bacteriana en un animal o una persona no sabes si esta bacteria tiene o no genes de resistencia. Si se han utilizado durante muchos años determinados antibióticos, es normal encontrar personas o animales con bacterias que tienen estos genes de resistencia. Esto, sin duda puede dificultar el tratamiento. Cuidar que no haya una alta presencia de resistencias antimicrobianas en las poblaciones bacterianas asegura que podrás usar antibióticos bien durante más tiempo en personas y animales.

2. ¿En qué medicamentos veterinarios pone mayor énfasis la legislación europea y por qué?

La legislación europea sobre medicamentos veterinarios, que por cierto hay una nueva legislación que entra en vigor en 2022, se centra en los antibióticos que son para tratar las infecciones bacterianas, porque se considera algo crítico para el futuro; también habla de otros antimicrobianos para tratar protozoos y virus (antivíricos), pero en menor grado. Esto se debe a la gran relevancia que tiene el concepto de One Health, “Una Salud”, es decir, se tiene que intentar disminuir la resistencia antimicrobiana abarcando todos los frentes. Por una parte, disminuir el problema en las personas, basándose en que los médicos utilicen mejor los antibióticos. Por otra parte, con un enfoque veterinario, se debe utilizar mejor los antibióticos en animales de granja y en perros y gatos, así como otros animales de compañía, que tienen contacto directo con personas.  Otro punto a tener en cuenta es el ambiente, porque vives en el mundo y estás en contacto con elementos como el agua, donde estos genes de resistencia, están presentes en bacterias. Por estas razones, la legislación se centra mucho en antibióticos y en este concepto de One Health que incluye el uso de antibióticos en personas, animales y en su diseminación en el medio ambiente. Hemos tenido esta lucha durante muchos años, pues antes la responsabilidad se traspasaba entre los veterinarios y los médicos. Ahora se ha decidido que cada uno tiene su parte de responsabilidad y esa parte la tienes que desarrollar cada uno desde su área de trabajo.

La legislación cada vez más incorpora el concepto de “Una Salud” y el grupo de fármacos en el que se centra toda la presión legislativa es en los antibióticos debido a que con el resto de antimicrobianos hay menos problemas de resistencia. El antibiótico está muy estudiado por quienes promueven One Health y ha pasado a ser un tema de salud pública. Hoy día, lo que haga el ganadero en su granja tiene repercusiones en este concepto de una única salud. Si se hace un buen uso de antibióticos en ganadería habrá un impacto positivo global (veterinaria, humana y medio ambiente).

El sector porcino español quiere seguir produciendo carne, quiere seguir siendo un país exportador, y quiere vivir de ello. Por tanto, el sector porcino va a poner su grano de arena para minimizar el problema de las resistencias antimicrobianas. Eso es un poco la idea en España y espero que en un futuro estemos todos en esta línea.

3. ¿Todos los antibióticos veterinarios tienen la misma probabilidad de generar resistencia?

No. Desde el punto de vista de resistencia en relación a la familia de fármacos, no todas tienen la misma probabilidad de generar resistencia antimicrobiana. Hay familias que generan resistencias con mayor facilidad. Por ejemplo, las quinolonas son una familia que es más fácil que generen resistencia por diversos mecanismos. La legislación en Europa contempla los antibióticos divididos en cuatro categorías: A, B, C y D.

Entonces, los que son más seguros en un futuro para las personas, son los de categoría D. Los de la categoría C se pueden utilizar cuando no haya alternativas o no sean clínicamente eficaces los de la categoría D. Y luego, si no funciona ni el D ni el C en un caso clínico, se puede utilizar fármacos de la categoría B. En la categoría B están los fármacos que pueden generar con más probabilidad de resistencias en animales y tener más impacto potencial en las personas, en este grupo estarían las quinolonas, cefalosporinas y polimixinas. Y finalmente, estarían las de la categoría A, los que no están autorizados para utilizarse en animales productores de alimentos, están restringidos para el uso en personas y además son antibióticos de última opción y de uso excepcional.

4. En su opinión, ¿qué nuevos cambios normativos o restricciones en el uso de antimicrobianos se vendrán a futuro?

Tengo la esperanza que, si cumplimos lo que nos hemos propuesto, es decir la nueva legislación europea, y optimizamos bien el uso de estas moléculas, no creo que haga falta hacer legislaciones más restrictivas. Hemos llegado a un punto que lo veo difícil, porque si no el problema es que el siguiente paso sería prohibir determinados fármacos y/o familias enteras de antibióticos, lo que puede comprometer el bienestar animal. Hay países europeos que ejercen mucha presión en este campo, sobre todo los países nórdicos, porque siempre ha sido su bandera.

5. En su opinión y experiencia, ¿cuál es la mejor estrategia para controlar la resistencia antimicrobiana y cómo tener uso responsable y prudente de los antimicrobianos?

La solución a este problema es multifactorial.  Por ejemplo, si se prohíben todos los antibióticos, baja el consumo y, evidentemente,  la resistencia, pero esto está estudiado y  no es directo, no ocurre en todas las familias; es una relación causa-efecto, pero no directa. Entonces, está claro que la prohibición “a gran escala” no es la solución. Y, además en lo que respecta al bienestar animal no es éticamente aceptable. Lo que promovemos es una visión “Holística”, es decir una visión global e integral del problema. ¿Qué vamos a intentar hacer? Pues tener granjas en muy buenas condiciones; en materia de instalaciones, ambiente, bioseguridad, para que no nos entren enfermedades. En Chile, las empresas productoras y exportadoras tienen muchas ventajas, porque en términos de introducción de enfermedades, el país es una isla fito-zoosanitaria.

Para un epidemiólogo es una isla, porque por un lado tienes el mar y por el otro, la cordillera de Los Andes; en el norte, el desierto de Atacama y bosques nativos en el sur. En España, la tenemos más difícil. Entonces, la estrategia es tener granjas muy buenas, con excelentes estándares de bioseguridad para que no entre ninguna enfermedad nueva (o bacterias con genes de resistencia). Todo esto con el objetivo de usar menos antibióticos. Otro punto importante es contar con una genética muy sana, esto los avicultores lo tienen clarísimo, porque ellos llevan muchísimos años con las mismas líneas genéticas y, en ese sentido, son libres de muchas enfermedades. Ahora que esto está bien quedan las enfermedades de las cuales no se puede ser libre, porque los animales son portadores por naturaleza, sin embargo, sí puedo aplicar vacunas para el control de las enfermedades. Por tanto, otra estrategia es controlar las resistencias, mediante vacunación frente a todo lo que tenemos. En resumen, la idea es contar con animales muy sanos, en granjas muy buenas con bioseguridad extraordinaria y aplicar estrategias de vacunación. Y cuando todo esto está bien, debo intentar gastar el menor número de antibióticos o buscar nuevas alternativas a éstos, por ejemplo, fitoterapia que tenga propiedades antimicrobianas. La idea sería utilizar el máximo de alternativas posibles y si no te queda más remedio, ya viene la última parte que es escoger el antibiótico más adecuado para cada caso clínico. Este último punto es necesario para optimizar el uso de estos fármacos, pero es necesario tener datos para desarrollarla de la mejor manera posible, que es el punto que ChileCarne está intentando instaurar actualmente.

En España, en avicultura el 90% de los engordes no han recibido ningún antibiótico en su vida a la hora de ir al matadero y el nivel de resistencia seguramente está al mínimo. Todas las variables están muy bien manejadas y controladas. Sólo queda la patología en su mínima expresión, entonces limita los antibióticos, porque apenas hay que usarlos. En los porcinos no lo hemos conseguido aún, hay empresas que tienen las granjas en muy buenas condiciones, pero hay otras que no. Sin duda, tenemos que mejorar la bioseguridad. En España, los pollos están mucho mejor que los cerdos. Otro punto importante a abordar y a tomar en consideración es la calidad del agua en las granjas. Finalmente, nuestro objetivo es que nuestros animales estén en las mejores condiciones y tengamos que utilizar el mínimo de antibióticos posibles, y cuando tengamos que hacerlo, lo hagamos con la última tecnología y siguiendo su respectiva legislación.

 

Programa de Buena Salud en la Industria de las carnes blancas en Chile

 Desde el año 2016, como Asociación se ha venido desarrollado el “Programa de Buena Salud” en la Industria de las Carnes Blancas, cuyo objetivo es promover el uso responsable y prudente de antimicrobianos en la producción avícola y porcina, que considera los lineamientos de la OMS, la Organización Mundial para la Sanidad Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este programa contempla cinco ejes de acción:

  1. Sensibilización y capacitación de la industria.
  2. Promoción del buen uso de antimicrobianos.
  3. Promoción de buenas prácticas sanitarias y de bioseguridad.
  4. Apoyo a la legislación nacional.
  5. Inversión en investigación, desarrollo y redes con instituciones locales e internacionales.

Asimismo, enmarcado en el segundo eje, y junto al asesoramiento del Dr. Lorenzo Fraile de la Universidad de Lleida, España, la Asociación de Exportadores de Carnes de Chile, ChileCarne, ha puesto en marcha el “Programa de Vigilancia de Resistencia en Bacterias Patógenas en Aves y Cerdos”, cuyo objetivo general es contribuir al uso responsable y prudente de los antimicrobianos, así como los siguientes objetivos:

  1. Apoyar el diagnóstico de enfermedades bacterianas que afectan a la industria nacional a través del diagnóstico de laboratorio.
  2. Contribuir a la identificación de los patrones de susceptibilidad antimicrobiana en bacterias patógenas que afectan a la industria nacional.
  3. Propiciar la prescripción de antimicrobianos basada en análisis de susceptibilidad antimicrobiana y en las recomendaciones OMS/OIE /EMA.