A través de una auditoría efectuada en el mes de enero, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y su Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria (FSIS), evaluaron el sistema de inspección y certificación de carnes nacional ejecutado por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) -apoyado por el sector exportador cárnico-, asegurando el cumplimiento normativo que exige este importante mercado
Chile, junto con Canadá, México y Polonia, son los únicos países del mundo habilitados para exportar carne de pollo cruda a Estados Unidos. Pero no es casualidad, sino un ejemplo del cumplimiento riguroso de los estándares más exigentes del mundo.
El acceso amplio a este mercado se mantiene gracias a un proceso continuo de auditorías internacionales, donde Chile, gracias al SAG, ha validado y revalidado su sistema de inocuidad alimentaria, garantizando la calidad de sus exportaciones de carne de pollo y cerdo. La más reciente auditoría realizada por el FSIS del USDA, entre el 27 de enero y el 7 de febrero de 2025, cuyos resultados finales serán informados en los próximos meses, es un hito en este proceso de validación. Su objetivo es verificar que la producción cárnica nacional cumpla con la normativa estadounidense y así mantener la habilitación para exportar carnes a este exigente mercado.
Cómo es el sistema de habilitación de EE. UU.
Cada inspección internacional no solo garantiza el acceso a mercados de alta exigencia, sino que también refuerza la reputación de Chile como un proveedor confiable en el comercio global. La auditoría del FSIS evaluó el desempeño del sistema chileno en múltiples áreas, incluyendo plantas faenadoras de aves, cerdos, bovinos y ovinos, frigoríficos pecuarios, laboratorios oficiales y privados, además de oficinas centrales y regionales del SAG.
Las plantas faenadoras visitadas incluyeron Sopraval, Las Pataguas, Procesadora de Alimentos del Sur, San Vicente, Lo Miranda (pollos) y Coexca, además del frigorífico Preciza Frozen y los laboratorios Merieux Nutrisciences (análisis microbiológicos) y Eurofins (residuos de medicamentos y contaminantes).
En este proceso, la estructura de la auditoría de EE. UU. es fundamental para entender cómo se fiscaliza la producción cárnica nacional. Existen dos tipos de habilitaciones: delegadas y directas. En este caso, el sistema de habilitación es delegada, lo que significa que FSIS audita al SAG para verificar que esté cumpliendo con su función de control sobre la industria. En cambio, países como México tienen un sistema de habilitación directa, donde los inspectores extranjeros deben viajar a Chile para auditar y aprobar cada planta de forma individual.
Este modelo permite que el SAG sea el responsable directo de la fiscalización local bajo los estándares estadounidenses, lo que refuerza la autonomía del país en el manejo de sus exportaciones.
Preparación técnica
El éxito de estas auditorías depende de un trabajo coordinado entre el sector público y privado. En este contexto, ChileCarne ha jugado un rol fundamental como articulador, asegurando que las plantas faenadoras asociadas estén preparadas con antelación para estos procesos de evaluación. Esto incluye, entre otras cosas, acompañar a las empresas y participar activamente en workshops, seminarios y congresos internacionales, todo con el fin de anticipar cambios normativos y mantener una actualización con respecto a las exigencias sanitarias globales.
Como proceso previo a cada auditoría internacional se realiza un trabajo con las empresas donde se envía la normativa actualizada, se elaboran checklists, se llevan a cabo auditorías internas y se capacita a los equipos de aseguramiento de calidad de las empresas asociadas. Un aspecto vital de este paso es el análisis de informes de auditorías anteriores, lo que permite identificar oportunidades de mejora y asegurar la corrección de hallazgos previos.
Ya en terreno, ChileCarne acompaña el desarrollo de la auditoría para recabar información de primera fuente sobre la evaluación que realizan los inspectores.
Este enfoque proactivo ha fortalecido la capacidad del sistema sanitario y de inocuidad chileno para superar con éxito inspecciones internacionales y mantener el acceso a mercados estratégicos. En promedio, el rubro exportador de pollo y cerdo tiene tres o cuatro auditorías de mercado al año y, la clave, está en la preparación y en el aprendizaje continuo.
Más allá del cumplimiento normativo: impacto en el comercio internacional
Tras la reunión final de cierre concluyó que las inspecciones transcurrieron con normalidad y no se informó de algún hallazgo crítico, lo que refuerza la solidez del sistema de inspección y certificación chileno y la excelente labor que realiza a diario el SAG verificando el cumplimiento de la normativa de EE. UU., lo que es fundamental para mantener la confianza de mercados estratégicos como éste y otros.
Por ejemplo, el 2024 Chile exportó 46 mil toneladas de pollo y 3 mil toneladas de carne de cerdo, equivalentes a US$145 millones y US$11 millones respectivamente. Esto posicionó al país como el segundo mayor exportador de carne de pollo de Estados Unidos luego de Canadá, y en el duodécimo lugar respecto de la carne de cerdo.
En un mundo donde la seguridad alimentaria es un factor decisivo en el comercio internacional, Chile sigue consolidando su liderazgo con el cumplimiento de los estándares más rigurosos que garantizan calidad, inocuidad y confianza en cada exportación.