• Fue el evento deportivo más esperado y visto del año y, nuevamente, una celebración del consumo donde más de 1.450 millones de alitas de pollo se vendieron durante la jornada entre las cuales, 4 millones de porciones fueron chilenas.
  • Chile es el segundo mayor proveedor de pollo de Estados Unidos con 46 mil toneladas enviadas anualmente; 19 mil corresponden a “chicken wings” nacionales.

El domingo 9 de febrero, el Caesars Superdome de Nueva Orleans fue escenario del Super Bowl LIX, donde los Philadelphia Eagles, comandados por Jalen Hurts, se impusieron con autoridad sobre los Kansas City Chiefs con un marcador de 40-22. Con esta victoria, los Eagles sumaron su segundo título en la historia de la franquicia. Hurts brilló con 221 yardas aéreas, dos pases de touchdown y 72 yardas terrestres, incluyendo una anotación, lo que le valió el premio al Jugador Más Valioso (MVP) del partido.

Más allá del duelo en la cancha, el evento volvió a ser una fiesta de consumo global, desde la exorbitante inversión publicitaria hasta la enorme demanda de alimentos. Mientras millones de fanáticos se reunieron frente a la pantalla para ver la batalla por el trofeo, en sus mesas no faltaron incontables alitas de pollo, muchas de ellas con origen chileno.

La megafiesta

El Super Bowl LIX no significó sólo jugar otra final más del fútbol americano; fue -y seguirá siendo-, un fenómeno cultural, con una audiencia mundial y con costos de otro planeta.

Sus altos precios fueron reflejo del poder económico que ostentó esta jornada. Sin ir más lejos, conseguir un ticket de entrada no fue para cualquiera ya que los más económicos rondaron los 5,000 dólares, mientras que los asientos mejor ubicados superaron los 30,000.

Ya se está haciendo costumbre que cada evento supera el del año anterior. Desde que en 1980 se batió el récord de asistencia cuando más de 103,000 aficionados llenaron el Rose Bowl de Pasadena, California, el éxito del Súper Bowl simplemente no ha cesado.

 

Por ejemplo, este año la transmisión se anotó otro récord. Registró 127.7 millones de espectadores en EE.UU., convirtiéndose en el evento televisivo más visto en la historia del país.

El espectáculo de medio tiempo, como en cada edición, fue otro de los grandes momentos de la jornada. Esta vez Kendrick Lamar encabezó el show con una actuación electrizante, repasando sus mayores éxitos y sorprendiendo con la participación especial de SZA. Su presentación no solo mantuvo el alto estándar del evento, sino que también generó un impacto inmediato en las plataformas digitales, con un aumento significativo en las reproducciones de sus canciones tras el show.

El espacio publicitario también rompió cifras. Un anuncio de 30 segundos durante la transmisión alcanzó un valor de 8 millones de dólares, consolidando al Super Bowl como la plataforma publicitaria más cara del mundo.

Un placer deportivo y gastronómico

Éste, no solo fue el evento deportivo con mayor rating, sino también una máquina de consumo masivo. Como ocurre tradicionalmente, millones de fanáticos sintonizaron el partido deleitándose con ricas comidas y bebidas que hicieron de la jornada en una auténtica fiesta gastronómica.

Las alitas de pollo, las reinas indiscutibles del menú volvieron a alcanzar cifras astronómicas. En Estados Unidos se consumieron más de 1,450 millones de unidades durante el evento, lo que equivale a más de 360 millones de kilos. Si se alinearan una tras otra, darían la vuelta al planeta tres veces. Es un ritual que crece año tras año y en el que Chile sigue jugando un rol clave como proveedor de esta exquisitez.

El éxito de este producto se debe principalmente a su formato ideal para los partidos: fáciles de comer con las manos mientras se ve el juego, sin distraerse demasiado. Además, su variedad de sabores las hace únicas para cada gusto: desde las clásicas Buffalo hasta opciones BBQ, picantes o con miel. Además, se comieron tanto en el estadio como en las casas ya que cerca de 48 millones de personas las pidieron a domicilio, convirtiéndolas en la opción más popular junto con la pizza.

Chile también jugó la final

En Chile, el partido se vio por ESPN y Star+ a las 8:30 p.m., pero más allá de la transmisión, hay una historia sabrosa que contar con Estados Unidos: año a año miles las alitas de pollo nacionales se exportan al país norteamericano, sobre todo para cubrir la alta demanda durante el show.

Todo comenzó hace 27 años, cuando la carne chilena se abrió camino en el competitivo mercado estadounidense con las primeras exportaciones de pollo en 1998. Desde entonces, la presencia de este producto ha ido en ascenso, consolidando a Chile como un actor clave en la industria cárnica norteamericana.

En 2024, Estados Unidos importó 142 mil toneladas de pollo, de las cuales 46 mil fueron chilenas. Esto posicionó a Chile como su segundo mayor proveedor, con una participación del 40% y generando un negocio de US$145 millones. Del total de toneladas chilenas, 19 mil correspondieron a alitas de pollo, de las cuales 4 millones de porciones se consumieron durante el Super Bowl.

Más allá de las cifras, la presencia de la carne de ave chilena en este espectáculo global consolidó a Chile como un actor clave en una de las tradiciones gastronómicas más icónicas del evento. En esta fiesta deportiva y cultural, el país no solo estuvo presente en la cancha como espectador, sino en millones de mesas como un protagonista indiscutido. Los Philadelphia Eagles ganaron, y las alitas de pollo chilenas también; las “chicken wings” nacionales festejaron el triunfo de estar, una vez más, en un lugar privilegiado de la historia del Súper Bowl.